Christopher Alexander Rosenzweig Fitzpatrick
■ Estoy en busca de mi hermano. Es mayor que yo por cuatro años.
■ En cuanto a la actividad, no exijo que esté 24/7 ya que yo tampoco soy tan activa, no obstante, estaría bien vernos de vez en cuando y charlar en la cb, por ejemplo.
■ Nivel de roleo medio - alto.
■ El personaje que sugiero es Lee Dong Hae, por favor, él. Pero lo podemos sujetar a cambios si lo hablamos.
■ El nombre de preferencia que se quede así.
■ La sexualidad así como el rango y/o grupo, es enteramente decisión del usuario, no obstante, por la diferencia de edades
no podría ser estudiante.
■ Les dejo un extracto de mi ficha en el que lo menciono, solo para que se den una idea.
—Deja de grabarme ya, boba... —aquella última petición entró y salió de mis oídos como si no hubiese existido nunca. La escandalosa y llamativa cámara de vídeo que me había encontrado en una venta de garage, increíblemente funcionaba y no pensaba dejarle ahí tumbada solo porque a él, no le gustara que lo grabaran, al fin y al cabo, debía sacarle provecho a esas dos libras que gasté en ella.
—Mejor deja de quejarte y muestra una sonrisa —sugerí, buscando evidentemente que se molestara tan solo un poco y es que lo conocía y algo me decía que por mucho que insistiera, el enojo no llegaría a él y a cambio, recibiría una de sus relucientes sonrisas—. Velo de esta manera —comencé—, las generaciones del futuro podrán encontrar estas grabaciones y dirán algo como: «¡Oh! Qué chico tan guapo, me hubiera encantado poder conocerle en persona» —mi tono de voz se agudizó mientras mencionaba aquello último y por fin, obtuve lo que había estado buscando. Él sonrió—. ¿¡Ves!? —señalé enseguida, casi gritando—, ¿qué te costaba? —y una escandalosa risa por mi parte, invadió el ambiente—, quién sabe... tal vez después de miles de años, podrías ser considerado hermoso aunque hoy en día no llames ni la atención de una mosca...
—Eres una exagerada, Scar —me reprochó, con ése tono que no podría siquiera asustar o hacer sentir mal a un niño en edad pre-escolar—. Y muy chistosa —finalizando, me arrojó lo primero que encontró en el suelo, un trozo de papel que enseguida convirtió en una especie de bola y resultó ser tan inofensiva como desde el comienzo.
—Tú eres un delicado, hermanito —y por fin, hice la cámara de vídeo a un lado mientras mi mirada se fijaba en él. Con aquellos movimientos que le caracterizaban y en los cuales, veía sumamente reflejado a mi padre, sacó una cajetilla de cigarrillos y encendió uno—. Moriré por tu culpa —de repente solté, ocasionando que su mirada se dirigiera a mi en menos de un segundo.
—Morirás porque el destino así lo quiso, no porque inhales más o menos humo de cigarro —fue su respuesta y aunque fría, me hizo sonreír. El hombre que ahora yacía recostado en el suelo tal cual vagabundo, había sido el mismo que me vio crecer, con el que crecí, ése que me celaba y al cual, yo proclamaba como mío. Con la mayoría frío pero conmigo, sumamente cariñoso, aunque a su manera, claro está.
—Qué sabio —inquirí, dejando que una sonrisa de medio lado comenzara forjarse en mi rostro.
—¿Y hasta ahora es que notas cuan sabio soy?
—No confundas, me refería al comentario. Nada me asegura que no lo sacaras de una galleta de la fortuna o algo así —contraataqué, mirando con satisfacción la bella curva en la que sus labios, se vieron deformados de una manera sublime.
Índice
